Aparte del encontronazo biológico, la pesca desmandada ayuda a la polución de los océanos por la considerable suma de comburente vertido y quemado (notables emisiones de gases de efecto invernadero) (OCEANA, 2004).
Desde FARN, y en grupo con otras organizaciones de América Latina, emitimos un aviso de alarma sobre los impactos de la pesca ilegal de la flota china en aguas de nuestra zona.
Los océanos son vitales para la vida en el mundo, entre otras muchas cosas pues absorben cerca del 30% del dióxido de carbono y hoy día están en riesgo de extinción gracias a prácticas similares con la sobrepesca y la pesca ilegal, no regulada y no regulada (INDNR) . Esta actividad tiene secuelas increíblemente negativas para el medioambiente, la sociedad y la economía: atrapa especies protegidas, amenaza la seguridad alimenticia de comunidades que dependen de los elementos pesqueros y perjudica el sustento de quienes practican la pesca artesanal.
La atrapa incidental daña el medioambiente marino
Matar a millones de animales marinos asimismo perjudica su medioambiente. Los peces fallecidos lanzados por la borda y otros desechos gustan a los buitres y afectan el período de nutrientes en el agua. Además de esto, los utensilios de pesca que de manera accidental matan mamíferos marinos, tortugas y aves asimismo tienen la posibilidad de arruinar el hábitat marino. Las dragas hidráulicas son un caso de muestra. Son jaulas de acero que se arrastran hasta el fondo del mar para agarrar almejas. El inconveniente es que las dragas capturan todo a su paso, demoliendo el fondo del mar. Las redes de arrastre de fondo, otro enemigo de los océanos, son redes enormes y pesadas que raspan el fondo del mar. Atrapan toda clase de animales y destruyen corales y esponjas marinas. La atrapa incidental es únicamente una consecuencia de las prácticas pesqueras que están arruinando los océanos.
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La relevancia de las áreas marinas protegidas
Los océanos desarrollan la mayoría del oxígeno que respiramos, absorben una gran parte de las emisiones de carbono, regulan el tiempo y nutren a la población mundial. Además de esto, el valor de los océanos como activo total sube a 24 billones de dólares estadounidenses, según el Programa de las ONU para el Medio Ámbito. No obstante, la ciencia ahora demostró que el 66% de los océanos están dañados (PNUMA). El 31% de las ciudades de peces están sobreexplotadas y en 40 años han desaparecido el 49% de las especies marinas. Y esa humillación está incrementando como producto de la polución, el incremento de la temperatura del agua provocado por el cambio climático y la acidificación de los océanos por la absorción del exceso de dióxido de carbono de la atmósfera.
Para revertir este inconveniente, las áreas marinas protegidas son escenciales. En verdad, ahora se demostró que asimismo favorecen a la actividad pesquera, en tanto que actúan como centros de biodiversidad.