Escorbuto, ?la patología de los piratas? – Fundación Aquae.
Lo que «no ha podido» ser estuvo a puntito de ser viable. El La capital española suprimió al Valencia en la serie de penaltis. Fue un partido en el que los preferidos no probaron superioridad mucho más que unos momentos. Los valencianos se defendían con orden y creaban contragolpes en los que debían marcar gol. Lo paró, de nuevo, Courtois, que efectuó las paradas mucho más sensacionales y definitivas. Es cierto que el portero valenciano asimismo efectuó atajadas dignas, pero la mayor parte de ellas llegaron en tiros lejanos. El desafío Ancelotti-Gattuso lo ganó él. Con un grupo claramente inferior, se aproximó mucho más a la victoria. El Valencia, que en LaLiga mostró una cara de equipo sin personalidad, ni aptitud para ganar partidos aproximadamente definitivos, se reinventó frente al La capital de españa y justificó su participación en este torneo.
El Real La capital española, tras estar feo por dado que en el último partido se quedó sin españoles, en esta ocasión, Anceloti, logró 2: Lucas Vázquez y Nacho. El Valencia, que utiliza lo que puede, alineó a 2 españoles, valencianos y de las categorías base: Lato y Gayá. Con un principio de partido tan singular, el seleccionador nacional, Luis de la Fuente, que estuvo en el área para presenciar el desafío, no podía imaginar sus métodos que no fuesen Gayá. Con muchos extranjeros en las listas, era natural que los nombres que brotaran fuesen extranjeros.
¿De qué forma era la cachaça que tomaban los piratas?
El ron que tomaban los piratas se encontraba mucho más salobre de lo que pensábamos. Se conoce que los toneles en los que esos marineros transportaban la cachaça se llenaban con agua de mar una vez dentro para sostener la función de contrapeso. En el momento en que volvieron a tierra, volvieron a llenarse de aguardiente, pero esa cachaza quedó irremisiblemente empapada con la sal amontonada en el envase.
Entre los mucho más populares, que atacaba particularmente a los marineros, era el escorbuto. Se reconoció por vez primera en los siglos XV y XVI como una patología grave de los marineros en largos viajes por mar, puesto que no tenían ingreso a alimentos frescos como frutas y verduras.
“El miércoles 28 de noviembre navegamos por el Ajustado para ingresar en el enorme mar, al que llamamos en el instante Pacífico, y en el que navegamos por espacio de tres meses y veinte días, sin evaluar ni solo una alimento. La torta que comimos por el momento no era pan, sino más bien un polvo mezclado con vermes que había devorado su substancia, y que además de esto desprendía un hedor molesto pues se encontraba empapado de orina de rata. El agua que nos forzaron a tomar se encontraba igualmente podrida y hedionda. Para no morirnos de apetito, aun nos forzaron a comer trozos de piel de vaca con los que forrábamos el enorme patio 1 para eludir que la madera destrozara las cuerdas. Este cuero, siempre y en todo momento expuesto al agua, al sol y al viento, era tan duro que había que sumergirlo 4 o cinco días en el mar a fin de que se ablandara un tanto; para comerlo, rápidamente lo ponemos en la parrilla.
Frecuentemente todavía nos reducíamos a comer serrín, y hasta las ratas, tan repelentes para el hombre, se habían transformado en un alimento tan especial que se pagaba medio ducado por cada una.