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Cómo nos cuidamos del frío

Llevar ropa de abrigo correcta: abrigo o chaqueta de tejido cerrado y preferentemente cortavientos, lencería rápida y abrigada, guantes, gorro, bufanda y botas impermeables.

Eludir el consumo de bebidas alcohólicas

Los periodos de exposición al frío no son los más destacados para el consumo de bebidas alcohólicas. Como varios saben, su ingesta puede debilitar el sistema inmunológico, incrementando el peligro de infecciones. Por otra parte, altera la percepción y la aptitud de admitir los síntomas derivados de la baja temperatura. El alcohol dilata los vasos sanguíneos y incrementa la pérdida de calor.

Una nutrición correcta es fundamental para reducir el encontronazo de la exposición al frío en el sistema inmunológico. Los alimentos ricos en vitamina C fortalecen las defensas y, según este estudio de la Facultad de Helsinki (Finlandia), tienen la posibilidad de achicar la susceptibilidad a las infecciones respiratorias.

Proteger la piel

La piel está muy expuesta al exterior, con lo que en invierno, en el momento en que las condiciones meteorológicas son mucho más duras, puede verse perjudicada. Aparte de procurar cubrirlo y resguardarlo, es primordial proseguir un ritual de precaución basado en la hidratación.

Llevar una dieta saludable siempre y en todo momento es una recomendación, puesto que se encuentra dentro de los pilares de una aceptable salud. No obstante, en invierno hay que tomar en consideración el consumo de alimentos ricos en vitaminas A, C, D y Y también, como los cítricos, los lácteos, las verduras de hoja verde o los frutos secos, para contribuir a nuestro sistema inmunitario.

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