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Cómo se dice si cupieron o Cabieron

No es “fit”, sino más bien “fit”.

Tras leer el libro Cultura de Classe. Radio y cine en la construcción de una Argentina dividida (1920-1946), pensé ciertas cuestiones y se las envié a su creador, Matthew Karush. Pienso que el libro se aconseja para muchas áreas de investigación, pero es importante para todo el mundo interesada en el populismo, así sea que el término esté en mayúscula y en singular o en otras formas. Class Culture… tuvo una primera edición de norteamérica (Duke University Press, 2012), y Karush escribió antes adelantos sobre el tema del libro en la Hispanic American Historical Review. Sus respuestas afirman la singularidad del volumen y el impresionante alcance que asegura la exploración de sus hipótesis. Algo sucedió a lo largo de la década de 1930 a fin de que, en la época de la década de 1940, el peronismo emergiera como intérprete de las solicitudes y anhelos de los trabajadores argentinos. De esta iniciativa sobre las continuidades entre un periodo y otro -bastante divulgada en la historiografía argentina- brotaron ediciones del peronismo como un populismo menos disruptivo de lo que pensaban sus incondicionales. La iniciativa de un “modernismo conservador” fue recurrentemente invocada para referirse al movimiento nacional y habitual que logró su entrada histórica con la “invasión” de una multitud de trabajadores en el microcentro porteño. Matthew Karush escribió Class Culture… Este enfoque le dejó a Karush examinar distintas ejes de la capacitación de una cultura de masas estructurada por nuevos negociantes fuertes en distintas medios -en frente de un mercado internacional poderoso pero basado en los USA-, y audiencias prestas a presenciar mediante los dramas las tensiones de clase, raza y género. Tensiones que el creador examinó y también interpretó en diferentes modelos radiofónicos, cinematográficos y musicales de la temporada. Karush afirma que, en vez de un mito nacional -entonces arruinado por un clasismo de vecindario y no de factoría-, la civilización de masas creó el drama como un espacio para representar los resquemores, los deseos y las ideas de las clases subalternas. En la época de la década de 1940, este espacio –ambiguo y magmático– se cargaría de significados político-estatales con la irrupción del peronismo, pero el populismo asimismo tendría su reformulación en esta coalición, por las indeterminaciones anotadas en el drama. Como bien expresa Ezequiel Adamovsky en el prólogo de la edición argentina –el historiador con quien Karush dialoga intensamente en la parte final del libro–, Class Culture… es una novedad para distintas áreas de investigación en Argentina. Estas son las respuestas que amablemente me respondió Matthew Karush hace unos días: NQ: ¿De qué forma te involucraste con Argentina? MK: Me molesta bastante no tener una buenísima historia para comunicarlo. Lo cierto es que en un comienzo empecé a trabajar en Argentina por cuestiones intelectuales. Yo había hecho un emprendimiento de historia oral con un conjunto de trabajadores urbanos en Nicaragua. En el momento en que empecé mis estudios de doctorado en la Facultad de Chicago, mi interés por los movimientos obreros latinos seguía. Escogí Argentina sencillamente pues es un país en el que la clase obrera ha jugado un papel histórico señalado. En este momento, tras muchos años de trabajo y de tantas visitas, tengo varios amigos argentinos y siento un vínculo afectivo realmente fuerte con el país. NQ: Hay inconvenientes persistentes con sus indagaciones. Desde su proposición sobre los trabajadores rosarinos (“Trabajadores o ciudadanos: La construcción de identidades políticas en la Argentina democrática, Rosario 1912-1930″, Univ. De Chicago, 1997) hasta Cultura de Clase…, así sea en clave política o cultural, su interés en las enmarañadas relaciones entre los conceptos de esfera pública y clase me semeja clara. En su proposición, esto se articuló a través de discusiones sobre la democracia y el sistema político; en Class Culture… El término de «modernismo vernáculo» de Miriam Hansen deja discusiones en general fundamentadas en inconvenientes locales. Tengo 2 cuestiones: ¿es una evolución o no percibes que los 2 enfoques sean tan próximos?, ¿de qué forma fue tu sendero hacia la historia cultural (con tu paso por la colección que hiciste con Oscar Chamosa, A Nova História Cultural do Peronismo)? MK: Sí, en el momento en que lo pienso en este momento, está claro que existen muchas conexiones entre mis distintos proyectos. En el momento en que empecé a investigar para mi proposición, tenía en cabeza una historia bastante “clásico” de la clase trabajadora. En otras expresiones, me interesaban las movilizaciones sindicales y la cuestión de de qué manera se formaba la conciencia de clase. Pero en Chicago estudié con el historiador William Sewell, quien escribió Trabajo y Revolución en Francia, un libro fundamental en el llamado “giro lingüístico”. Entonces, en el momento en que pensé en el inconveniente de clase, lo hice desde un criterio muy cultural. En el momento en que llegué a Rosario, me topé con la orientación materialista de la mayor parte de los historiadores que conocí. Aprendí bastante de nuestras diálogos y debates, pero en el final no me transformaron, ni yo los transformé a ellos. Deseaba comprender los orígenes de la identidad muy especial que la clase obrera aceptó con el peronismo, y me percaté de que varios elementos de esa identidad ahora existían en los alegatos políticos de Rosario en las décadas precedentes al peronismo. En la proposición, y en el libro que escribí después, traté de enseñar que en Rosario la Ley Sáenz Peña abrió una rivalidad por el voto de los trabajadores y que esa rivalidad causó nuevos alegatos políticos, entre ellos uno, asociado a Ricardo Caballero, quien Votantes cuestionados como trabajadores criollos. Era evidente que no podía comprender las novedosas identidades de clase sin comprender la civilización obrera, conque leí pasquines criollos de la temporada. En ese sentido, pese al enfoque político, traté de redactar una historia cultural de la clase obrera.

Por supuesto, la rivalidad electoral no fue el único desarrollo que produjo novedosas identidades. En Cultura de Classe… pretendo enseñar de qué manera el cine y la radio aportaron elementos esenciales para estas identidades. Conque cambio el enfoque de la política a la civilización de masas, pero en los dos casos miro los alegatos que están liderados a los ámbitos de trabajo y asimismo de qué manera argumentan esos campos. En los dos libros deseo realizar un aporte al estudio de los orígenes del peronismo.

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