En la situacion de los réptiles y anfibios, su promesa de vida media es mayor a la aguardada para su tamaño, en comparación con los animales de sangre ardiente o endotérmicos. Por este motivo, se cree que ‘no avejentan’, o cuando menos que el desarrollo de envejecimiento es lentísimo y tiene escasas consecuencias físicas.
La rata topo desviste semeja una salchicha, vive bajo tierra y por naturaleza no puede envejecer. Los gerontólogos de todo el planeta piensan que este interesante animal podría ser la clave a fin de que la raza humana afirme adiós a la vejez.
Este roedor es con la capacidad de vivir hasta 30 años. La diferencia de longevidad entre la rata topo y otros roedores de su tamaño, como los ratones, es exactamente la misma entre los humanos modernos y los profetas del Viejo Testamento que, según la Biblia, vivieron entre 900 y 1.000 años, enseña en un Item popmech.
Ensayo con cinco colonias
En la Facultad de Cambridge, el equipo de Smith sostuvo cinco colonias de unas 160 ratas topo desvistes en una habitación calentada a unos 30 °C con un 60 % de humedad. He tenido animales en Cambridge a lo largo de diez años y jamás he visto a un animal fallecer de muerte natural, explicó Smith.
Las riñas entre ratas topo desvistes tienden a ser la mayor causa de muerte en cautiverio, ha dicho. Su modo de vida guardado incrementa sus opciones de supervivencia y resguarda a la colonia del frío, la lluvia y el tiempo radical.
Animales que ‘no avejentan’
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Los seres vivos están formados por células, que se estropean transcurrido el tiempo. El envejecimiento supone este desarrollo, que lleva a un desempeño deficiente de las funcionalidades físicas primordiales para la supervivencia y la reproducción. En la situacion de los réptiles y anfibios, su promesa de vida es mayor a la aguardada para su tamaño, en comparación con los animales de sangre ardiente o endotérmicos.
No solo genética
Ahora vimos que la genética por sí misma no enseña el desarrollo de envejecimiento de las especies. Asimismo tenemos la posibilidad de comprender que el envejecimiento se genera pese a la selección natural. Pero entonces, ¿por qué razón avejentan los animales? La teoría que probablemente enseña esto de forma mucho más exitosa es la llamada teoría del soma desechable. Las células reproductivas de los animales, las encargadas de trasmitir la información genética de generación en generación, forman el llamado estirpe germinal o germen. Por otra parte, el resto células forman la llamada línea o suma somática. Según esta teoría, la línea germinal se llamaría inmortal, siendo transmitida de una generación a otra. El soma, en cambio, sería un grupo de células tirables, diferentes en todos y cada generación y también sujeto, y que está al servicio de perpetuar la línea germinal.
Y sucede que la vida de un animal necesita la realización de múltiples tareas, como el avance corporal, la nutrición y el cuidado del soma. El inconveniente es que hay elementos limitados, con apariencia de energía limitada, para hacer estas tareas. En forma de ejemplo, tenemos la posibilidad de imaginar que para una gacela que escapa de un león, lo mucho más eficiente es concentrar su energía en correr lo mucho más veloz viable, dejando la reparación de las pequeñas modificaciones que logren generarse en su organismo a cualquier nivel (molecular , celular, tejidos, órganos, etcétera.) a otro instante mucho más correspondiente. De la misma forma, si la mayor parte de los ratones mueren antes de su primer año de vida, en la mayoría de los casos no emplean mucha energía para sostener sus cuerpos en estupendas condiciones alén del primer año. Invertirán esta energía que podrían usar en el cuidado en otras tareas vitales como la nutrición y la reproducción. Un caso de muestra radical de una suma desechable es el salmón del Pacífico. Estos animales viven en las aguas del Océano Pacífico hasta el momento en que llega el instante de reproducirse. En ese instante, y guiados por un instinto cuyo mecanismo no conocemos, vuelven al río donde nacieron. Tal es el ahínco que deben efectuar para remontar contra la corriente, que mueren justo después de fecundar los huevos. Una vez cumplida su función reproductiva, el soma es desechado a favor de novedosas generaciones.