Los caracoles terrestres africanos colosales tienen la posibilidad de parecer animales inofensivos y pausados. Pero, en verdad, son «entre los caracoles mucho más perjudiciales de todo el mundo y un peligro potencial para la salud humana», según las autoridades estadounidenses que están cazando esta clase invasora.
El caracol enorme africano, llamado “achatina fulica”, se considera entre las cien plagas agrícolas mucho más perjudiciales de todo el mundo gracias a su aptitud de reproducción, que puede ocasionar daños a la agricultura y a la fauna autóctona de caracoles, además de esto a ser portador de patologías.
Su baba es una amenaza para la gente, con lo que se aconseja no tocarlos; Si bien el líquido viscoso no es venenoso, bacterias y parásitos se adhieren a él y son transportados por el caracol, dejando atrás aquellas anomalías de la salud que tienen la posibilidad de transmitirse a plantas y humanos.
El caracol africano se considera una clase invasora por ser extraño al ecosistema americano. “Cualquier clase que ingresa a un ecosistema donde no se reproduce naturalmente y, además de esto, ingresa sin una investigación científico serio, se considera invasora”, advirtió Rosa Vento, bióloga de la Idea de Salud y Tráfico de Vida Silvestre de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre (WCS).
Perú no es el único país de Sudamérica que encara este inconveniente, Mongabay Latam publicó últimamente 2 productos enseñando las secuelas de la existencia de esta clase en Colombia y Venezuela. En Colombia, el caracol africano está que se encuentra en 16 ayuntamientos del departamento de Caquetá. Llegó al país sudamericano como una parte de una idea privada para examinar la clase en un emprendimiento de cosmética y salud. En contraste a Perú, en Colombia está que se encuentra en la región agrícola del departamento de Caquetá, lo que quiere decir que puede contaminar cultivos que son consumidos por la población.