Número 54 La Rana | Ilustración retro, lotería, tarjetas de lotería.
En el momento en que el biólogo Thiago Gazoni examinó por vez primera los cromosomas de un sapo de la clase famosa en Brasil como jia-da-floresta, el sapo perdido de la selva (Leptodactylus pentadactylus), en la Universidade Estadual Paulista (Unesp ), en Río Claro, no imaginó que registraría al vertebrado con la mayor proporción de cromosomas encontrados hasta hoy, como describió en un producto anunciado a objetivos de enero en el sitio de la gaceta Cromosoma: hay 12 de estos packs de ADN que, en esta clase, se disponen con apariencia de anillo a lo largo de la división celular, tal y como si bailaran en círculo. Este es un sistema muy distinta del sistema X y también Y que establece si un humano es hombre o mujer. El récord previo lo ostentaba el ornitorrinco, con diez cromosomas sexuales.
«Menos del 5% de los anfibios cuyos cromosomas fueron descritos hasta la actualidad tienen cromosomas sexuales en el instante reconocibles», afirma Gazoni, quien ahondó sus estudios con el doctorado conseguido en 2015. Esto quiere decir que en el momento en que el cariotipo – un forma de ordenar y estudiar el grupo de cromosomas de un sujeto – la mayor parte de las ocasiones es realmente difícil distinguir visualmente esos que están relacionados con la determinación del sexo. De todos modos, se conoce poco sobre los genes concretos que definen si un anfibio es macho o hembra, un papel que desempeña el gen SRY en los mamíferos.
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