En el momento en que la rana no se calla, la rana muy enojada lo reta. La rana está llorando por el hecho de que no sabe cuándo dejarla caminar en bicicleta.
Si tienes la fortuna de tener bastante espacio en tu jardín, una gran idea para transformarlo en un ambiente satisfactorio y natural es hacer un estanque con ranas. Por una parte, te asistirán a sostener apartados a los insectos y, por otra parte, van a crear un ámbito único con sus cantos nocturnos. Si bien tienes que cerciorarte de que el estanque no esté bastante cerca a fin de que no se transformen en una molestia mientras que duermes.
Lo destacado de atraer ranas silvestres a su estanque es cerciorarse de que sean especies nativas. Si los compras, corres el peligro de ingresar una exclusiva clase en el ecosistema y hacer graves problemas ambientales. Las especies extrañas al ecosistema natural tienen la posibilidad de, entre otras muchas cosas, mover o extinguir a las especies autóctonas. De este modo, es considerablemente más responsable, aparte de económico, hacer un hábitat conveniente para las especies de ranas locales, puesto que el tiempo, la fauna y la vegetación están de tu lado y no precisarás llevar a cabo enormes adaptaciones.
El síndrome de la rana hervida. Origen
En el libro «La rana que no sabía que se encontraba hervida… y otras enseñanzas de vida», el escritor y pensador franco-suizo Olivier Clerc detalla la situacion de una rana en una cazuela llena de agua, su temperatura sube poco a poco.
Para sostenerse, la rana regula su temperatura y no siente riesgo a lo largo del desarrollo; al caer en la cuenta no posee bastante energía para saltar, puesto que la usó para amoldarse al cambio, si la rana hubiese entrado al agua a una temperatura altísima, habría saltado y no continuado ahí.
¿Qué es el síndrome de la rana hervida?
Olivier Clerc, escritor y pensador francés, escribió en un lenguaje simple y comprensible la fábula o cuento para pensar sobre “La rana que no sabía que se encontraba hervida” donde exhibe enseñanzas valiosísimas que tienen la posibilidad de ser usadas en distintos contextos.
Esta fábula de la rana hervida se apoya en una ley física real: Si la agilidad de calentamiento de la temperatura del agua es inferior a 0,02º/minuto, la rana se detiene y muere al finalizar la cocción. Al paso que a mayor agilidad, la rana brinca y escapa. Lo que transporta a la conclusión de que si pones una rana en una cazuela con agua fría y la calientas poco a poco, puede hervir y fallecer sin siquiera percatarse. En cambio, si tiramos la rana al agua ahora ardiente, brincará sorteando el riesgo.