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Cuántas calaveras trajo Colón

Colón empleó tres navíos en su primer viaje, 2 carabelas y una «nao», si bien generalmente se las conoce como las «tres carabelas»: la Santa María, la Pinta y la Pequeña.

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Colón llegó a Florida en el momento en que pisó América

Falso. Primero desembarcó en la isla de Guanahaní, en las Bahamas. Jamás pisó América del Norte, según la Enciclopedia Británica. A propósito, llegó a Venezuela en su cuarto viaje.

Falso. En verdad, Colón efectuó 4 viajes al Caribe y, pese a regresar con oro, murió en la pobreza.

Historia de las 3 carabelas

El origen, avance y herramienta de todas estas 3 naves fue de suma importancia en los viajes de Colón. Como entendemos, las 3 carabelas no fueron manejadas al tiempo por Colón, cada una tenía un líder completamente capaz en quien la Corona y Colón confiaban.

Colón lo usó en su primer viaje en 1942. Fue construido inicialmente en 1487 y terminado en 1490. En un comienzo se llamó Santa Clara, en tanto que fue construido en Santa Clara y recibió este nombre en Rio Tinto.

La Pinta

• La Pinta: construida en los astilleros de Palos, fue escogida por Martín Alonso Pinzón para ser su barco en la próxima aventura acompañando al almirante genovés. Pesaba 60 toneladas y tenía 24 hombres dentro. Fue el mucho más veloz de los tres y lugar desde donde Rodrigo de Triana tuvo el honor de avistar tierra por vez primera el 12 de octubre de 1492.

La Pinta es asimismo la primera en traer novedades del hallazgo de América, o como se creía entonces, la apertura de una exclusiva ruta a las Indias. El 1 de marzo de 1493 atracó en el puerto de Baiona (Pontevedra) a cargo de Martín Alonso Pinzón, dando la buena nueva y exponiendo las novedosas encontradas en tierras de ultramar.

EL PRIMER VIAJE A LAS INDIAS (RESUMEN DE LA RELACIÓN POR FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS)

Este es el primer viaje y las derrotas y ruta que efectuó el Almirante Cristóbal Colón al conocer las Indias , dicho sumariamente, sin el prólogo que logró a los Reyes, que va literalmente y empieza de este modo: In Nomine Domini Nostri Jesu Christi.

Pues, cristianísimos y muy altos y excelentísimos y poderosos Príncipes, Rey y Reina de España y de las islas del mar, Señores, en este presente año de 1492, una vez que Vuestras Altezas terminaron la guerra de los moriscos que han reinado en Europa y acabaron la guerra en la enorme localidad de Granada, donde este año en un par de días de enero, por la fuerza de las armas, vi ubicadas las banderas reales de Vuestras Altezas en las torres de la Alhambra, que es la fortaleza de aquella localidad, y vi al rey moro salir a las puertas de la región y besar las manos reales de Vuestras Altezas y del Príncipe mi Señor, y después en el presente mes, por la novedad que yo había dado a Vuestras Altezas de las tierras de la India y de un Príncipe llamado Enorme Cánido (que significa Rey de Reyes en nuestra novela), cuántas ocasiones él y sus ancestros ​​mandaron a Roma a soliciar médicos en nuestra santa fe que le enseñaran en él, y que desvisto Nunca el Santurrón Padre lo había proveído y muchos pueblos se perdieron suponiendo en la idolatría la u admitiendo sectas de perdición, Altezas, como los cristianos católicos y príncipes amadores de la santa fe cristiana y promotores de ella, y contrincantes de la secta de Mahoma y de todas y cada una de las idolatrías y herejías, reflexionaron mandarme a mí, Cristóbal Colón, a las estas fiestas de la India para poder ver a estos príncipes, y los pueblos y tierras y la predisposición de ellos y todo, y la manera que se podría tener para su conversión a nuestra santa fe; y se me ordenó que no fuese por tierra al Este, donde es práctica ir, sino más bien por sendero al Oeste, que hasta hoy no entendemos con seguridad que haya pasado absolutamente nadie. De esta forma, tras haber expulsado a todos y cada uno de los judíos de sus reinos y señoríos en exactamente el mismo mes de enero, Vuestras Altezas me ordenaron con un ejército bastante para proceder a estas unas partes de la India; y por ello me hicieron enormes favores y me ennoblecieron que a partir de ahora me llamaría Don, y sería Almirante Mayor de la Mar Océano y Virrey y Gobernador perpetuo de todas y cada una de las islas y conjunto de naciones que descubrí y conquisté, y desde este momento de ahora en adelante fueron descubiertos y conquistados en el Mar Océano, y de esta forma me sucedió mi hijo mayor, y de este modo de nivel en nivel para toda la vida. Y salí de Granada a 12 días de mayo del mismo año de mil cuatrocientos noventa y 2, en sábado. Llegué a la localidad de Palos, que es puerto de mar, donde armé tres barcos muy recomendables para tal acto, y salí de aquel puerto bien proveído de muchas provisiones y muchas personas de mar, a los tres días del mes de agosto. dicho año, un viernes, media hora antes de salir el sol, y partí para las Islas Canarias de Vuestras Altezas, que se encuentran en la esa Mar Océano, para tomar de allí mi rumbo y andar como llegué a las Indias, y yo entregué la embajada de Vuestras Altezas a esos Príncipes y también hice lo que me fue mandado; y de ahí que pensé en redactar todo este viaje muy puntualmente en el día a día todo cuanto hacía y veía y pasaba, como se va a ver mucho más adelante. Además de esto, Señores Príncipes, aparte de redactar cada noche lo que va a pasar el día y el día lo que navegará la noche, pretendo llevar a cabo una exclusiva carta de navegación, en la que voy a poner todos y cada uno de los mares y tierras del Océano. Mar en sus sitios apropiados, bajo su viento, y mucho más, crear un libro, y detectar todo pintando, por latitud equinoccial y longitud oeste; Y más que nada me da mucha satisfacción olvidarme del sueño y tener muchas tentaciones de andar, pues de este modo se hace, que va a ser un enorme trabajo.

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