El salario promedio de un periodista deportivo es de $cien.557 por mes en Argentina, 93% menos que el salario promedio de ESPN de $1.500.000 por mes para este trabajo.
Me agradaría nombrar al comienzo de este producto a Nicolás Samper, Luis Arturo Henao y Julián Capera, tres enormes expertos. Asimismo voy a sacar a los ex- futbolistas. Malo tan bueno que no tienen la culpa. Además de esto, tienen que entender algo sobre el juego. Chillé sus tantos, los respeto. Los deseo. El resto, que venga el demonio y escoja. Alejandro Pino salió a tiempo de este infierno. Es que esta semana sentimos que el abismo que hay entre el periodismo deportivo colombiano y argentino es considerablemente más profundo que el rigurosamente futbolístico. A causa de la fusión de Fox con Espn Nexo, aquella confusión apuntada por el segundo peor periodista deportivo del país -solo superado por Marruecos- reemplazó a los 90 minutos de fútbol. Jamás volveríamos a conocer a Pollo y Ruggeri en directo. Deseaban suicidarse. Pasamos de la charla con Patón Bauza a la intrascendente, intrascendente entrevista, la prácticamente propaganda con Hubert Bodert, esa nulidad. Zoom es tres ocasiones peor en el momento en que Antonio Casale está en él. Pero esa no fue la mayor catástrofe.
Partidos del Everton contados por el mucho más colombiano -en el peor sentido de la palabra- de todos y cada uno de los argentinos, Jorge Barril, y comentados por esa biblia del fútbol mundial, Andrés Marocco, exactamente el mismo dj que en algún momento mencionó que lo destacado de Los rockeros latinos fue Miguel Mateos, son una convidación a conocer los partidos sin volumen. Una lástima. Meditar que el Bambino Pons, al que puede estar enseñando a leer los partidos Diego Latorre, transforma el fútbol en una masturbación culposa y desapacible. Una absoluta pérdida de tiempo.