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Por qué los marineros tenian escorbuto

Este trastorno se generaba por una deficiencia de vitamina C en la dieta de esos viejos marineros, que efectuaban largas travesías de múltiples meses o años y cuya nutrición no era balanceada, careciendo de frutas y verduras frescas.

James Cook es preferible popular por conocer las islas de Australia y Novedosa Zelanda, pero algunos conocen que esto fue viable merced a su insistencia en que sus marineros comiesen frutas y verduras frescas para impedir el escorbuto. Pero si en ese instante no se sabía qué provocaba la patología, ¿por qué razón Cook insistió tanto y por qué razón tuvo éxito?

En 1766, la Royal Society, la academia de ciencias del Reino Unido, encargó a este capitán de la Royal Navy británica una expedición al Océano Pacífico. El propósito de ver y documentar el tránsito de Venus sobre el Sol. Así, se podría calcular con mayor precisión la distancia entre ellos, lo que dejaría calcular las distancias del resto planetas populares, basado en sus órbitas relativas. Un segundo propósito del viaje era hallar Terra Australis, el legendario conjunto de naciones sur del mundo Tierra.

Antonio Pigafetta, explorador, geógrafo y cronista de la República de Venecia, quien formó una parte de la expedición de Magallanes que en 1522 logró ofrecer la vuelta al planeta, detalla de este modo las faltas alimenticias y los daños ocasionados ​​por las anomalías de la salud.

“El miércoles 28 de noviembre navegamos por el Ajustado para ingresar en el enorme mar, al que llamamos instantaneamente Pacífico, y en el que navegamos por espacio de tres meses y veinte días, sin evaluar ni solo una alimento. La torta que comimos por el momento no era pan, sino más bien un polvo mezclado con vermes que había devorado su substancia, y que además de esto desprendía un hedor molesto por el hecho de que se encontraba empapado de orina de rata. El agua que nos forzaron a tomar se encontraba igualmente podrida y hedionda. Para no morirnos de apetito, aun nos forzaron a comer trozos de piel de vaca con los que forrábamos el enorme patio 1 para eludir que la madera destrozara las cuerdas. Este cuero, siempre y en todo momento expuesto al agua, al sol y al viento, era tan duro que había que sumergirlo 4 o cinco días en el mar a fin de que se ablandara un tanto; para comerlo, en el instante lo ponemos en la parrilla.

Frecuentemente todavía nos reducíamos a comer serrín, y hasta las ratas, tan repelentes para el hombre, se habían transformado en un alimento tan especial que se pagaba medio ducado por cada una.

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