Los vecinos de O Carballiño se ocupaban de adecentar y secar el pulpo antes de venderlo. De a poco, fue un plato que se encuentra en las ferias, de ahí su nombre “pulpo de feria”.
En O Carballiño, hace unos 4 siglos, había un monasterio de frailes cistercienses, el de Oseira. Es un pueblo de interior, pero los dominios del monasterio llegaban hasta la costa, Pontevedra. Allí pescaban el pulpo, lo secaban en palitos y lo traían seco adentro. En la feria de ganado de Carballino -de ahí que la feria tiene por nombre pulpo- los frailes se lo daban a las mujeres que iban con sus maridos a vender el ganado, que lo ponían a cocer en ollas”. Aún el día de hoy, las pulpeiras de la región son las mucho más reconocidas de Galicia (y del mundo).
Este fue el origen, pero la receta como la conocemos el día de hoy tardó otro siglo en tomar forma. De aquella no había pimentón, pero sí aceite de oliva pues en Galicia, en aquella temporada, había varios olivos. El pimentón se ingresó en el siglo XVIII. Todo lo mencionado está documentado en el monasterio.
¿Qué comían y tomaban los frailes de estos monasterios? Hasta el día de hoy el pulpo no ha entrado en sus dietas.
En el esplendor que la Edad Media trajo a los monasterios, albergaron una incesante actividad que incluía tareas sociales, religiosas, económicas y culturales. Los horarios de trabajo de los frailes eran muy rigurosos, con lo que la gastronomía jugaba un papel definitivo para recobrar fuerzas tras una dura jornada laboral.
El pulpo a la gallega es un plato considerado un básico de la cocina gallega y que se ha extendido por toda España. En Cambados, nuestro lugar de comidas donde comer en Sevilla, el día de hoy deseamos homenajear este plato tan amado y particular para nosotros, puesto que fue el principal creador de este lugar de comidas quien lo trajo a Sevilla, contando la historia del pulpo gallego. ¿Vienes?
El original “pulpo de feria” se convirtió en un plato bien conocido en la gastronomía gallega y, generalmente, en España. Su lozanía, delicioso gusto y calidad hicieron que esta receta clásico de los pueblos de Galicia sea conocida y también importante en las cartas de incontables sitios de comidas de toda España.
Origen La receta del pulpo a la gallega se remonta a varios años atrás, en el momento en que era preciso secar el pulpo, como sucede con el bacalao, para preservarlo apropiadamente y transportarlo al interior de Galicia y otras ciudades españolas.
El pulpo
Este es el ingrediente primordial, por supuesto. Lo idóneo es que tu pescadero de seguridad te venda pulpo fresco. El tamaño va a depender de la cantidad que desees elaborar.
Un animal de tamaño mediano te va a dar para 3 o 4 porciones, y si lo sirves de tapa, rendirá considerablemente más.
Un pasado maragato
En la vieja Grecia ahora se desalinizaba el pulpo, considerándolo uno de sus manjares mucho más exquisitos, no en balde era personaje principal de varios de sus mosaicos. Ellos, los helenos, lo cocinaban con perejil y una salsa de naranja que vertían por arriba. No obstante, la receta que se está preparando recién llegaría en el momento en que los maragatos, de la provincia de León, comenzaron a comer pulpo seco con aceite de oliva y pimentón.
El pulpo de Feira lleva por nombre de esta manera por su origen en las ferias maragatos que volvían de Galicia con pulpo seco. A propósito, este fue entre los pocos modelos marinos que viajaron al altiplano, rehidratados con aceite de oliva y adobados con pimentón. Esta era la mejor forma de preservar los alimentos a lo largo del viaje, aparte de que el pulpo seco era mucho más económico, el pimentón asimismo jugaba un papel primordial en su conservación.