El caracol libera un veneno que tiene dentro insulina y, en unos segundos, logra inmovilizar a los peces próximos a fin de que logren ser apresados y comidos de manera fácil. Los científicos han quedado maravillados por la velocidad con que actúa esta insulina en comparación con la insulina humana.
Una pequeña proteína extraída del veneno de la piña asegura generar calmantes mucho más poderosos que la morfina, con menos resultados consecutivos y un menor peligro de adicción, según estudiosos australianos que presentaron su trabajo en EE.UU. Los especialistas han desarrollado cuando menos cinco novedosas substancias experimentales desde esta proteína que cualquier día podrían conducir al avance de calmantes orales efectivos para tratar ciertas patologías persistentes. “Este es un paso esencial que puede ser útil de base de cara al desarrollo de una exclusiva clase de medicamentos capaces de calmar las formas mucho más severas de mal crónico, que en la actualidad son realmente difíciles de tratar”, explicó David Craik, de la Facultad de Queensland. , en Australia, investigación primordial del creador. El estudio fue anunciado en la asamblea de la charla de forma anual de la American Chemical Society (ACS) este fin de semana en Dallas, Texas. El mal que enfrentan estos fármacos de manera frecuente es provocado por la diabetes, la esclerosis múltiple y otras patologías que afectan las terminaciones inquietas, que tienen la posibilidad de perdurar meses o aun años. Los tratamientos recientes para estos dolores neuropáticos crónicos tienen la posibilidad de ocasionar resultados consecutivos significativos y solo son efectivos en precisamente uno de cada tres pacientes. Los conos, que son caracoles marinos que están en aguas tropicales, utilizan su veneno para inmovilizar a sus presas. Este veneno tiene dentro cientos y cientos de péptidos, que son pequeñas proteínas conocidas como conotoxinas. En humanos, ciertas de estas proteínas semejan tener efectos calmantes, explicó el estudioso. En la actualidad, solo un analgésico derivado de estas conotoxinas fué aprobado para el régimen humano, la ziconotida. Pero ese analgésico debe inyectarse de forma directa en la base de la medula espinal, un trámite invasivo, ha dicho Craik. El experto explicó que trabajaba con su equipo para desarrollar un analgésico a partir de conotoxinas que se logre dirigir por vía oral. Solo una dosis oral de este analgésico en fase de prueba administrada a ratas de laboratorio redujo en buena medida el mal según las medidas estándar. Basado en estas indagaciones, los científicos llegaron a la conclusión de que el analgésico era prácticamente cien ocasiones mucho más fuerte que la morfina y la gabapentina, los 2 calmantes considerados hasta la actualidad como los más destacados tratamientos para el mal neuropático crónico. Por otra parte, estas conotoxinas actúan sobre receptores cerebrales distintas a los de la morfina y otros opioides, lo que recomienda que la inclinación a desarrollar dependencia sería menor. «No entendemos si estos derivados de conotoxinas tendrían resultados consecutivos por el hecho de que aún no se han probado en humanos», aceptó Craik. Pero mencionó que piensa que «son seguros» pues actúan en receptores del cerebro absolutamente distintas a los de la morfina.
Fuente: Períodico Campo Financiero