La descomposición empieza en el instante de la desaparición, ocasionada por 2 causantes: autólisis, la descomposición de los tejidos por las propias enzimas y substancias químicas del cuerpo, y putrefacción, la descomposición de los tejidos por bacterias.
La desaparición y descomposición del cuerpo humano son procesos largos, prácticamente burocráticos. Siempre y en todo momento suceden en exactamente el mismo orden. En algún momento, por una razón u otra, el corazón se detiene y la respiración se detiene. Sin oxígeno, el cerebro deja de marchar y tras cinco o seis minutos muere. La sección primera del cerebro en fallecer es la corteza, responsable de producir los pensamientos mucho más complejos y supervisar la toma de resoluciones. Entonces el mesencéfalo y el leño mueren. Ciertas células de otros órganos tienen la posibilidad de sostener su actividad metabólica en el transcurso de un tiempo mucho más usando reservas de oxígeno y nutrientes. Pero implacablemente consumirán estas reservas y van a morir asimismo. La desaparición celular es progresiva: las células mucho más preparadas son menos capaces de aguantar la carencia de oxígeno. De ahí que el sistema inquieto muere primero. Las células musculares tienen la posibilidad de mantenerse vivas a lo largo de tres horas mucho más. Corneales, seis.
Hay vida por horas en el momento en que el corazón deja de latir, pero solo por el hecho de que el cuerpo tarda en apagarse. Tras unos minutos y cuando el cerebro muere, la desaparición de todo lo demás es tan determinante tal y como si ahora hubiese sucedido. El cuerpo, desde ese instante y para toda la vida, va a ser una parte de lo que no posee vida. Pero la desaparición, por lo menos en lo que hace referencia al cuerpo, no es inmovilidad sino más bien movimiento. El cuerpo fallecido se convierte, solo pasivamente, sin mecanismos que logren oponer resistencia. Un caso de muestra de esta pasividad en movimiento es algor mortis: el escalofrío tras la desaparición. Sin la oportunidad de circulación, la sangre no puede preservar el calor. El cuerpo sin vida pierde cerca de un nivel por hora hasta el momento en que consigue exactamente la misma temperatura que el ámbito que lo circunda. Es un fenómeno regido por las leyes de la física: un cuerpo con menos masa, como el de un bebé, está menos apartado en frente de la pérdida de calor que el de un adulto y se enfría mucho más veloz. Transcurrido un tiempo, no obstante, el cuerpo de un bebé y el cuerpo de un adulto alcanzarán exactamente la misma temperatura por el hecho de que no tienen la posibilidad de tener otra. Se ajustan a eso que es.
¿De qué manera comprender si la persona está fallecida?
Semeja un tanto evidente solo de pensarlo, pero muy frecuentemente se estima que un individuo está muerto y de todos modos está viva. Antes de declarar que alguien está muerto, hemos de estar seguros. Para iniciar, es requisito advertir en el transcurso de un minuto si hay un latido del corazón. Asimismo se complementa tomando el pulso. Tras fallecer, las señales son clarísimas. Así, lograras advertir de forma rápida si está muerto.
Livor mortis y rigor mortis
¿Por qué razón ciertos cadáveres no se descomponen tras la desaparición?
Este es un hecho que sorprendió a varios científicos, tanto religiosos como privados, que se han encontrado con casos de cuerpos que no se descomponen tras la desaparición.
La naturaleza participa de manera directa en que un cadáver no se descomponga, pero asimismo hay una sucesión de componentes que condicionan este fenómeno: