La piratería favorece inapropiadamente a organizaciones ilegales que lucran con la propiedad intelectual de otros, con lo que se sanciona el avance de esta actividad.
Redacta: Carla Portocarrero, Sebastián Pérez y Camila Corbetto. Follow @PS_UPC
En el momento en que charlamos del término piratería, hablamos al plagio y hurto de ideas de fabricantes o autores únicos. Esta actividad ilegal perjudica el avance económico del país, en tanto que la piratería disminuye la recaudación de impuestos del estado. Los comerciantes piratas no abonan impuestos para importar, procesar, repartir y comercializar sus artículos.
¿De qué manera perjudica la piratería?
La propiedad intelectual participa en 2 campos muy dispares. Por una parte, la propiedad industrial, que entiende las patentes de invención, las fabricantes, los diseños industriales y las designaciones de origen. Por otra parte, los derechos de creador, que tienen dentro proyectos literarias, cinematográficas, musicales, proyectos artísticas y proyectos arquitectónicos.
Este último ámbito es la base de lo que de manera convencional se llama “economía naranja”, o sea, aquellas ocupaciones que dejan editar las ideas en recursos y servicios culturales cuyo valor está preciso por su propiedad intelectual. Este es un ámbito singularmente perjudicado por la piratería y que tiene un peso creciente en la economía; desplaza una gran parte del Producto De adentro Salvaje (PIB) de los países que lo desarrollan y, solo en América Latina, produjo diez millones de empleos en 2011. Una investigación elaborado últimamente exhibe que solo las pérdidas cada un año con la piratería en la televisión paga en Colombia fueron cien millones de dólares estadounidenses.
Inútil, la persecución de la piratería
No obstante, la piratería en México abunda por medio de una red de corrupción, donde forman parte actores estratégicos como organizaciones empresariales, autoridades municipales, policías, con una angosta relación transaccional desarrollo en el que consiguen provecho de carácter político y económico, señala Vélez Salas.
Los gastos socios a la piratería chocan en la reducción de ventas de mercancía original, pérdida de prestigio de la marca, incremento de costos para prevenirla y combatirla y, por la parte del cliente, exposición de su información o hurto de datos personales y peligro para la vida al obtener autopartes o fármacos falsificados.