Los caracoles y las babosas son los causantes de infectar a los humanos con una extraña infección parasitaria llamada ‘angiostrongiliasis’, que puede ocasionar graves problemas médicos e inclusive la desaparición.
Los caracoles y las babosas van en el momento en que llovizna por el hecho de que precisan un prominente nivel de humedad para hacer ciertas ocupaciones fisiológicas esenciales como la nutrición y la reproducción. Además de esto, hacen pequeños orificios en el suelo para poner sus huevos, labor dificultosa por el suelo duro y seco.
Si bien la lluvia es primordial para las tareas mentadas, los caracoles y las babosas consiguen subsistir en condiciones climáticas mucho más desfavorables. En el momento en que viven en tiempos secos o muy secos, aprovechan la humedad en un día nuboso o en la noche en el momento en que hay rocío. De esta forma, tienen la posibilidad de efectuar estas ocupaciones, siempre y en todo momento cerca del sitio donde se ocultan.
‘Tan lleno de amor’
La mayor parte de las situaciones de verme pulmonar de rata tienden a ser leves. Pero en ciertos casos, como el de Sam, la patología puede ocasionar daños desastrosos.
Poco tras el diagnóstico, Sam entró en coma, donde continuó a lo largo de 420 días, ha dicho Ballard en el informe australiano. Se despertó paralizado, inútil de comer sin un tubo o desplazarse sin un esfuerzo extenuante. Precisaba atención 24/7.
¿Las babosas dañan algo?
Es posible que te sorprenda, pero las babosas tienen la posibilidad de ocasionar daño. Peor aún, ciertas babosas llevan un parásito llamado verme pulmonar de rata, que puede trasferirse a su mascota si come una babosa. Si un humano comiese una de estas babosas infecciosas, los parásitos viajarían al cerebro e inclusive a la medula espinal, ocasionando daños en los tejidos.