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Que hay al final de el mar

En el fondo del mar hay enormes cadenas montañosas, amplias llanuras, profundos acantilado y escarpados vales. Exactamente la misma sus contrapartes terrestres, estos accidentes geográficos evolucionan en contestación a una pluralidad de procesos geológicos.

Este libro del Premio Nacional de Literatura 2000 (Random House Literature, 2021) es un aparato poderoso, una ventana a las diferentes dimensiones en las que avanza el tiempo en una vida a tono con los himnos de un país que flota en la memoria

Por Nicolás López-Pérez

Frente todo, el mar representa lo irreconocible.

Este término es alto a su máxima capacidad en Death Stranding (Kojima Productions, 2019), título en el que se bautizan verdaderamente como ‘Las Playas’ a los limbos que conectan el planeta de los vivos con el planeta de los fallecidos. De nuevo, aquí el mar representa la desaparición, el Mucho más Allí, al paso que La Playa se transforma en el último reducto de la vida humana. Este recurso en la obra mucho más reciente de Hideo Kojima podría equipararse con la utilización de lo sublime en el arte, un recurso estético consistente en mostrar al espectador a una hermosura sin limites, irrealizable de entender o absorber, e inclusive con la capacidad de ocasionar mal.

Lo sublime, no obstante, no está solo en la hermosura, por lo menos no en la iniciativa preconcebida de ella, puesto que la desaparición asimismo puede ser objeto de lo sublime. El término de lo sublime asimismo actúa en las experiencias que nos embriagan al ver, desde una situación segura, una escena extrema de desolación, riesgo y muerte. Todos ellos, aspectos indudablemente unidos al mar. Conque, tal como el Caminante en el mar de nubes (Caspar David Friedrich, 1818) admiraba, desde una situación segura en la montaña, el inmenso mar de nubes que se extendía en frente de él, Sam asimismo lo hacía. Porter Bridges en aquella conocida escena que nos presentó Death Stranding, donde se asomaba a ese mar de muerte y desolación desde su retiro privado: la playa.

Exploración oceánica

Challenger Deep es el habitual punto mucho más profundo del fondo marino de la hidrosfera de la Tierra (océanos y mares), con una hondura de diez 902 a diez 929 m (35 768 a 35 856 pies) apoyada por mediciones directas de sumergibles en mar adentro, automóviles submarinos operados a distancia y sondas bentónicas, y (en ocasiones) considerablemente más batimetría de sonar.

Challenger Bottom está en el Océano Pacífico occidental, en el radical sur de la Fosa de las Marianas, cerca del archipiélago de las Islas Marianas. Según la versión de agosto de 2011 de GEBCO’s Gazetteer of Undersea Feature Names, Challenger Deep tiene diez 920 m (35 827 pies) ± diez m (33 pies) de hondura a 11°22,4′N 142°35, 5′Y asimismo/11,3733°N 142.5917° Y asimismo/ 11.3733; 142.5917.

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