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Que hay que evitar para leer la Biblia

4 fallos al leer la Biblia Fallo 1: Leer de forma continua, de principio a fin. La Biblia no es un solo libro que empiezas a leer desde el comienzo. Fallo 2: Interpretar por su cuenta. Fallo 3: Olvidar que es la Palabra de Dios. Fallo 4: Déjalo para después. NOTA:

Perdemos el tiempo leyendo Los que leen pierden bastante tiempo leyendo. Como lector que regularmente incita a otros a leer mucho más, este comentario puede sorprenderlo. No obstante, permíteme ofrecerte algo de contexto. La lectura se encuentra dentro de las capacidades mucho más buenas que tiene un individuo, y escasas disciplinas son tan esenciales como leer las Escrituras. No obstante, la manera en que nos involucramos en la lectura, particularmente en el momento en que leemos las Escrituras, añade poco valor a nuestras vidas más allá de que tiene un prominente valor de nuestro apreciado tiempo. La lectura no no tiene propósito, pero es un esfuerzo efectuado para poder el desarrollo en la madurez espiritual incrementando el saber espiritual. Desgraciadamente, con mucha continuidad, leemos nuestras Biblias mucho más desde un corazón de rutina y deber que desde un corazón de gozo y deseo. Leer con esta actitud da como resultado una lectura pasiva donde retenemos poco o nada de lo que leemos. ¿De qué sirve leer nuestras Biblias si no tenemos la posibilidad de rememorar el contenido de nuestras Biblias? Al ojearlo así, posiblemente hayamos logrado la labor pero no cumplimos con la misión. Entonces debe existir una mejor forma de leer, ¿no? Puede ser; en consecuencia, permítanme sugerir una manera diferente de leer la Biblia.

Recobrando nuestro tiempo leyendo Entre las capacidades que me dejó hace varios años fue la aptitud de tomar buenos apuntes. Trato de ponerme cada día con esas capacidades explorando websites que podrían darme ciertos avisos sobre de qué forma tomar notas. Las metodologías y los entendimientos cambian, pero siempre y en todo momento hay un consejo en prácticamente todos los sitios: revise sus notas en las 24 h. La razón tras esta sugerencia es una investigación que recomienda que esos que examinan sus notas en un día retienen considerablemente más información (los números que he visto referenciados fluctúan entre el 60 % y el 75 %). No obstante, esos que no examinan sus notas no tienen la posibilidad de rememorar el 50% del material (y tras nueve semanas, ese número se disminuye al 20%). Estos números son extraordinarios y la diferencia entre los 2 es sencillamente la inversión de tiempo para la revisión intencional de 24 h. ¿Por qué razón mis capacidades para tomar notas? . . . o falta de ella, importante para nuestra lectura de la Biblia? Por el hecho de que debo comprender si esta investigación se traduce en la manera en que leemos nuestras Biblias. La reiteración es la clave para la retención, y no tengo inquietudes de que cualquier persona que lea fielmente la Biblia, transcurrido el tiempo, conservará ese conocimiento. No obstante, no puedo eludir preguntar: «¿Tenemos la posibilidad de leer mejor a la luz de esta investigación?»

Busca ideas clave:

Hay un número esencial de ideas clave en este parágrafo, pero quizás la primera cosa que nos llame la atención es que la palabra de Dios tiene “vida y poder”. Analicémoslo por partes: ¿Por qué razón tiene «vida» (o verdaderamente en heleno «vive es» o «está vivo»)? En busca del por qué razón, debido al vínculo citado (versículo 12 «precisamente» o «pues»), debemos remontarnos a lo escrito en las líneas precedentes. El «por el hecho de que» (gar) es una conclusión de algo previo. De este modo, si leemos todo el capítulo 3 al 4.11, observaremos que menciona a un incidente que sucedió siglos antes, en el momento en que Dios charló desde el monte Sinaí a su pueblo, recién salido de Egipto, para transmitirle la vieja coalición contenida en la Ley de Moisés. . En ese entonces, los «oyentes» no deseaban escucharlo. Después, en un salmo, tiene relación a este hecho obstinado, tratándolo como un hecho siglos antes, pero al tiempo transportándolo al presente con las expresiones: «El día de hoy… tu voz…». oración (en los versículos 3.7, 3.13, 3.15, 4.7) se destaca la palabra el día de hoy, lo que transporta a la conclusión lógica: “Escuchad” pues “la palabra de Dios está viva”. Dios charla en este momento, el día de hoy, durante la historia a su pueblo: en el Sinaí, unos siglos después en el salmo, entonces durante los años a los que leen del mismo salmo, aun un siglo después, en el momento en que la epístola a los Hebreos, e inclusive en este momento, mientras que nos aproximamos a la lectura de este parágrafo, listos para “percibir”. “El día de hoy escucha su voz…” Lo que se asegura es que la palabra no cambió, charla el día de hoy; está viva. No obstante, nuestras ocasiones en las que oímos atentamente cambian. Conque preparémonos para percibir antes de leer. Ten en cuenta que el paso inicial es “hallar el instante”.

Esta primera oración acaba con otro término clave: poderoso. «La palabra de Dios es viva y vigorosa». En vez de poderoso, ciertas ediciones ofrecen la palabra eficiente como traducción: «La palabra de Dios es viva y eficiente». En verdad, esta palabra en el sentido de eficiente = “eficaz” no se aproxima a la iniciativa original de la palabra, que en heleno es energēs. Este término en el Nuevo Testamento tiene relación a una operación u obra que va alén de lo humano, es sobrehumano.3 Coenen, L., Beyreuther, Y también., and Bietenhard, H., Theological Dictionary of the New Testament. Tomo III., Salón, M y Herrera, Los Eds. (Salamanca: Sígueme, 1993) p. 192. ¿Qué poder sobrehumano tiene la palabra de Dios? En el momento en que la elaboramos y la oímos como tal, llega como mucho profundo del humano, revela nuestros sentimientos y pensamientos, nos deja vernos como nos ve el Constructor (4,12-13). Esto nos deja ver con qué criterios nos juzgará en el momento en que llegue el instante de rendir cuentas. Todo está expuesto frente a los ojos de quien nos creó. Dios nos conoce como somos pues es nuestro Constructor. Como tal, Él es omnipotente y omnisapiente, conoce todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.

Fallo: Ignorar contexto

Frecuentemente no apreciamos el contexto del libro o versículo que nos encontramos leyendo. El contexto tiene relación a las situaciones que forman el ámbito de un acontecimiento, declaración o iniciativa. En el momento en que leemos un capítulo de la Biblia, debemos hacernos cuestiones como:

  • ¿Qué libro estoy leyendo?
  • ¿Qué pacto se encontraba en vigor en el momento en que sucedieron los acontecimientos en este libro?
  • ¿Qué se ha dicho previamente en este libro?
  • ¿Qué prosigue?
  • ¿De qué manera encaja esto en el contexto general de la Biblia?
  • Además de esto, ¿qué papel juega este libro en la integridad de las Escrituras?

Leer rapidísimo.

“Bastante orgullo y poco estudio surgen de la lectura veloz” — Converses Spurgeon.

Jamás sabes lo que te andas perdiendo al leer la Palabra de Dios velozmente hasta el momento en que empiezas a leerla con mucho más atención y te cuestiones por qué razón no la leíste de esa forma antes.

Regresa tu corazón al Señor

Toda vez que nos volvemos a la Palabra, es bueno regresar primero nuestro corazón al Señor Jesús. Antes de empezar nuestra lectura de la Biblia, tenemos la posibilidad de rezar una oración fácil como esta:

“Señor Jesús, vuelvo mi corazón a Ti en este momento. te abro. Háblame y lávame en Tu Palabra el día de hoy. Amado Señor, todavía tengo bastante que llevar a cabo en Tu Palabra. Por favor, ilústrame mucho más mientras que leo el día de hoy”.

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