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Qué hizo Penélope para alargar el tiempo de espera

La narración de Penélope es la crónica de una mujer muy capaz que iniciativa una estratagema para sostener apartados a sus pretendientes mientras que espera que Ulises regrese de la Guerra de Troya.

Pues a todos nos chiflan las historias y muchas de ellas protagonizadas por perros, en esta novedosa entrada del blog les acercamos la narración de Argos, el perro de Ulises, símbolo de lealtad.

Mitos y leyendas: el viaje de Ulises

Ulises era el rey de Ítaca, partió de allí para formar parte en la Guerra de Troya. Tras su definitiva intervención en esta guerra, Ulises y sus hombres partieron en 12 navíos con destino a Ítaca, su hogar. Odiseo se encontraba ansioso por regresar a casa y reunirse con su mujer Penélope y su hijo Telémaco, pero los dioses habían listo un viaje largo y lleno de hechos para Odiseo. Las aventuras de Ulises y sus hombres a lo largo de este viaje de ida y vuelta de diez años forman la Odisea.

Poco tras salir de Tróia, los navíos llegan al istmo de Tracia, la localidad de los Cicones, consiguen salir de allí, pero pierden múltiples compañeros en el altercado.

Un pretendiente de Helena

Ulises fue entre los pretendientes de Helena, hijastra del rey Tindáreo de Esparta. No obstante, fue indudablemente el mucho más reluctante de ellos, no solo por el hecho de que se encontraba razonablemente seguro de que Menelao sería el novio escogido, sino más bien asimismo por el hecho de que, pese a lo hermosa que era Helena, se encontraba considerablemente más enamorado de su prima Penélope, la hija de Menelao. El hermano de Tyndaro, Icarius.

Con o sin Ulises, los pretendientes eran bastantes para agradar, y Tyndarus temía justificadamente un estallido de crueldad, con independencia de su decisión final. Por suerte, Odiseo pensó en una increíble solución.

El regreso de Ulises y el rencuentro con su hijo

La diosa logró parecer a Ulises un indigente y le mencionó que buscara al pastor Eumeo, enorme amigo de Ulises. Y eso es precisamente lo que logró. En el momento en que por último lo halló, el pastor, que no lo reconoció, lo invitó a pasar a su humilde choza. Le sirvió toda la comida que tenía y comenzó a contarle a Ulises sus penas:

– ¡Uy… hace tanto que perdimos a nuestro rey, Ulises… ! Nada fué igual desde ese maldito día que salió. Pasó un buen tiempo y tu mujer está atormentada por el mal y la pena. Difícilmente es un espíritu cautivo de la melancolia. Ella no puede dejar de plañir y aguardar su regreso. Pobrecita… Regularmente presionada por decenas y decenas de pretendientes que insisten en que debe regresar a casarse. Aun su hijo, Telémaco, debió escapar a Pilos. Su madre temía que entre los pretendientes le quitara la vida para conseguir el poder del trono. Pobre Telémaco…

Reflexión sobre el mito

En este mito, Penélope encarna perfectamente el ideal de mujer leal que se estima de ella. Este modelo, comúnmente atribuido al abultado femenino de la población, ha subsistido en Occidente a lo largo de milenios. Por contra, la mayoria de las veces se atribuyó al hombre el papel del intrépido y intrépido aventurero (las guerreras amazonas serían la salvedad que asegura la regla). Penélope debe ser leal pues no posee otra alternativa, al tiempo que en la situacion de Ulises su lealtad es bastante cuestionable. A propósito, durante sus múltiples viajes, tuvo múltiples amantes “eventuales” como Calypso o Circe, por ejemplo. Si bien según los estándares de la temporada, esto no supuso ninguna mengua en sus características. Por otro lado, una mujer casada no podía cometer el mucho más mínimo descuido, puesto que esto se consideraba una auténtica deshonra. Pero, como vimos, esta moralidad no era del mismo modo válida para los hombres. Aun el día de hoy, lamentablemente para las mujeres, esta forma de pensar persiste en muchas sociedades y esferas culturales en el mundo entero.

Por otra parte, el acercamiento final entre Ulises y Penélope es probablemente la historia mucho más humana de todas y cada una de las contadas en la Odisea. Aquí no hay monstruos horribles, criaturas extrañas, hechizos o dioses enojados, sino más bien el ansiado rencuentro de una pareja desaparecida a lo largo de 20 años. Si lo observamos con frialdad, este suceso representaría un logro, dadas las situaciones. De nuevo, observamos de qué forma Ulises usa la astucia para librarse de sus fallos, en un caso así no siendo descubierto por los pretendientes de su mujer y librándose de ellos con mucha sangre. seguramente si hubiese revelado su identidad tan rápido como llegó a Ítaca, su destino habría sido muy distinta. Pero Ulises no se encontraba solo. Para idear su estratagema contó con el apoyo de su hijo Telémaco, su leal servidor Eumaeo y su mujer Penélope, quienes engañaron a sus pretendientes con la intención de extender la espera aparte de idear el certamen de tiro con arco. En contraste a otros mitos helenos donde suceden toda clase de desgracias, tenemos la posibilidad de acabar que por lo menos este tiene un final mucho más feliz.

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