Las iglesias protestantes no demandan una autoridad humana suprema con apariencia de papado, no adoran a los beatos ni a la Virgen María. No tienen una instancia de administración con una central, pero tienen liderazgos que brotan periódicamente y son transversales a las diferentes sucursales.
Los cristianos recitamos de memoria un credo cuyo origen es absolutamente irreconocible para la enorme mayoría. No está en la Biblia, pero fue desarrollado en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. y ampliado en el Concilio de Constantinopla en el 381 d.C. Este credo sintetiza el dogma católico con la intención de hacer una visión unificada de esta religión, en tanto que desde esa temporada hubo distintas corrientes que se contrarían, lo que sigue ocurriendo hoy en día. Por poner un ejemplo, los cristianos prosiguen divididos sobre si Jesucristo asimismo es un dios, y no están seguros de si adoran a un solo dios o a tres, esto es, no están seguros de si son monoteístas o politeístas.
Es primordial comprender que, en cualquier caso, el inconveniente es que los cristianos no tienen pruebas de ningún género ni justificación racional para sostener sus dogmas, que se piensa que son verdades «reveladas», lo que no es otra cosa es atribuir a un mensaje divino lo que ciertos verdaderamente han soñado.
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Jesús no es el único sendero al Padre
Mucho más de media parta de los fieles evangélicos encuestados, el 56%, aseveró que “Dios admite la adoración de personas de todas y cada una de las religiones, incluyendo el cristianismo, el judaísmo y Islam”, en oposición al 42% de los que afirmaron lo mismo en el estudio de 2020. Y si bien esta pregunta no incluye todas y cada una de las religiones, sí señala un fuerte corte hacia las opiniones universalistas, pensando que hay formas de eludir a Jesús en nuestro enfoque. aceptación por Dios.
Esto contraría la ortodoxia evangélica que está en la Escritura, donde Jesús asegura: “Yo soy el sendero, la realidad y la vida. absolutamente nadie viene al Padre sino más bien por mí” (Juan 14:6).
-Salvación
En lo que se refiere a la salvación, todos creen en:
- La pecaminosidad del humano.
- La necesidad de transformarse a Cristo crucificado y resucitado para ser salvos y perdonados.
Las diferencias entre las iglesias católica y evangélica
Sebastián Carnival, politólogo y integrante de la iglesia evangélica Catedral de la Fe, afirma: “Sobre la iglesia católica y las iglesias evangélicas , logramos hallar tres peculiaridades que los hacen muy dispares. Quizás la primera es que los evangélicos no tienen papa, son una composición muy horizontal. En Argentina, trabajan por medio de asociaciones religiosas. Ser horizontal quiere decir que puede medrar velozmente. Cualquier estacionamiento, cocina o patio de una vivienda puede transformarse en un espacio de oración, un espacio de lectura de la Biblia. Seguidamente, la iglesia evangélica no cree en imágenes —como santurrones— y no reza a la Virgen. Creen en la virgen, pero no le rezan. Debe ver con la Reforma protestante iniciada por Martín Lutero hace mucho más de 500 años. Y, tercero, ingreso directo mediante la oración a Dios, sin mediadores. A través del Espíritu Beato, un individuo puede estar comunicado de manera directa con Dios.
Un eje que diferencia a ámbas iglesias debe ver con la creencia en los milagros. Mientras que la Iglesia Católica impone mucho más condiciones en el momento de admitir la presencia de un milagro como tal, los evangélicos creen en la presencia de los milagros en la vida diaria.
¿Qué creen los evangelistas y qué prohibiciones tienen en la vida?
En todos y cada iglesia, según la simbología cristiana, se cumplen las prohibiciones de cada evangélico. Igualmente, algunas cosas les están prohibidas pues por el momento no son personas perecederas de todo el mundo pecador, entonces el interrogante es ¿qué creen los evangelistas y qué prohibiciones tienen en la vida? Estos creen en un solo Dios que es nuestro Espíritu Santurrón.
Y tienen que realizar las prohibiciones que se les dictan, por el hecho de que en caso contrario, carecería de sentido que compartiesen lo mismo que un individuo mundana. En el libro de Romanos 1:15 por quien nos llega la felicidad y el apostolado para fomentar la obediencia a la fe entre todos y cada uno de los gentiles, por amor de su nombre.