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Qué pasa si comemos ranas

La rana toro puede llegar más allá 2 kilogramos. Si se ingiere una dosis bastante alta de sus toxinas, tienen la posibilidad de «apagarse»; los impulsos alterados de un comensal y ocasionar, en cuestión de horas, náuseas, parálisis y el bloqueo total de múltiples órganos del cuerpo.

Este plato está contraindicado en múltiples unas partes del planeta, al paso que en los países donde está tolerado hay que continuar un riguroso protocolo para su preparación gracias a las distintas toxinas presentes en la piel y órganos del anfibio.

Su manejo es muy especial y solo quien pasó por un estricto entrenamiento puede cocinarlo.

¿Por qué razón comer ranas? Tienen el 17% de su volumen en proteína, lo que asimismo es un beneficio al incluirlos en la dieta.

Aparte de ser nutritivas, las ranas son polivalentes en el momento de cocinar. Su gusto es neutro y su textura es bastante despacio, con lo que se frecuenta equiparar con el pollo. Más allá de que se tienen la posibilidad de emplear prácticamente en su integridad, los muslos -la una parte de la cintura para abajo- son los que mucho más se consumen por el hecho de que tienen mucho más carne.

¿Dónde evaluar las ranas?

Primera aclaración: las que se sirven en los sitios de comidas argentinos tienden a ser ranas toro, una versión mucho mayor que la común, que logramos hallar (si bien cada vez menos) en algún riachuelo muy suburbano. Segunda aclaración: es un plato sabroso, si la carne está bien adobada, adobada y acompañada.

Si bien actualmente a ciertos les parezca sorprendente, comer estos animales tiene historia en la cocina argentina. No solo pues en las áreas despobladas era entretenido cazarlos y asarlos, sino más bien asimismo por el hecho de que eran la estrella de los platos en las ciudades.

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