Según los psicólogos, el agua representa el útero materno, ese rincón de paz y armonía donde flotamos sin estar preocupados por el planeta. Por esa razón en teoría nos encontramos tan atraídos por ella.
La concha, al evocar las aguas de las que procede, nos trae la memoria del principio femenino, de la matriz universal generadora de vida y fertilidad producida por la primera dualidad masculino-femenino. Su contenido ocasional, la perla, está relacionado con el nacimiento de Afrodita, que salió del mar en una concha –como tan hermosamente la pinta Botticelli-, lo que asimismo recuerda el concepto erótico de este símbolo.
Para los chinos, la concha representa suerte y prosperidad; lo ven como el principio femenino y lunar más especial –yin-, al tiempo que el principio masculino –yang– sería el jade, dotado de energía galáctica y del sol. En China se empleaba un enorme cucharón para conseguir el «Agua de la Luna», o sea, el rocío celestial como elemento yin, al paso que el yang, el fuego, se conseguía del Sol con el apoyo de un espéculo metálico.
Concepto de estrella de mar
La definición de estrella de mar debe ver con su simbolismo, puesto que tiene relación a la aptitud de renovarse para ser diferente y bastante superior.
Por su parte, la estrella de mar asimismo es inspiración, por el hecho de que en el momento en que tienes un inconveniente, hallas las respuestas que precisas para resolverlo.
Simbolismo de la estrella de mar
Cuenta la historia de historia legendaria que las estrellas de mar eran estrellas que eran hipnotizadas por animales marinos para personalizar los océanos
La estrella de mar, si bien puede estar rota en múltiples trozos , tiene la aptitud de regenerarse y regresar a medrar, simbolizando de esta forma la curación y la renovación. Siendo un animal marino, se relaciona con el elemento agua, que asimismo representa curación, purificación y limpieza
¿Por qué razón el mar representa la vida?
En los dos ejemplos, el mar puede simbolizar la vida. ‘Nuestras vidas son los ríos que desembocan en el mar, que sufre’, se recuerda en los dísticos de Jorge Manrique. Pero este regreso al mar como origen asimismo puede comprenderse en un sentido espiritual.
Está comprobado: el mar transmite calma y relaja la cabeza. Es su fragancia, su color, su temperatura, su brisa, la inmensidad de la área del agua… Nuestro entendimiento tiene pocos elementos perceptibles y nos invitan a desconectar.