Como referencia, es esencial comprender que los cruceros tienen una agilidad promedio entre 20 y 25 nudos. O sea, de 37,04 a 46,3 km/h.
Todo buque que navegue bajo movimiento (buques no deslizantes), su agilidad máxima va a estar limitada por su eslora, a mayor eslora mayor agilidad.
En el momento en que un barco navega, rompe la área del agua con su proa, generando una ola que se desplaza en todo el barco pegándose a los dos lados. La longitud de onda de la ola y su agilidad incrementan con la agilidad del barco.
Harmony of the Seas a gran velocidad
Jesus Garcia Editor-in-Chief Maria del Carmen RodriguezRegional EditorMiami
¿Qué causantes influyen en la agilidad máxima de un crucero?
La longitud, no mucho más. Esto es, la eslora de la embarcación es la que determinará en buena medida su agilidad máxima. Cuanto mayor es la longitud, mayor es la agilidad. Da igual si tiene motores aproximadamente poderosos, si tiene exactamente la misma longitud, no va a poder girar mucho más.
En el momento en que un crucero navega, el contacto de su proa (parte frontal) con el agua crea una ola. Esa onda recorre su longitud, su longitud. Conforme el bote hace más rápido, la ola se hace mucho más alta y mucho más extendida, hasta el momento en que la longitud de la ola consigue la popa del bote (la parte posterior). En ese instante, el barco está nevando en esa ola máxima que generó y es inútil de superarla. Es por consiguiente en el momento en que consigue su máxima agilidad.
Catamaranes y trimaranes (9-diez nudos)
En contraste a los monocascos, los catamaranes y trimaranes se ubican sobre el agua. Esto quiere decir que desplazan menos agua, haciéndolos considerablemente más veloces. El único problema es que este diseño provoca que el barco sea menos permanente, lo que puede ser una preocupación en tanto que la seguridad siempre y en todo momento ha de ser lo primero al andar. De ahí que los catamaranes y trimaranes tienen 2 y tres cascos, respectivamente. No obstante, esto va a hacer que el barco sea muy flotante.
Las olas juegan un papel primordial no solo en la agilidad de la embarcación, sino más bien asimismo en su seguridad. Todos entendemos que las olas son muy impredecibles. Tienen la posibilidad de ser relajados y gentiles, pero de pronto tienen la posibilidad de volverse salvajes, confusos, volubles y coléricos.