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Quién creó la jornada laboral de 8 horas en Argentina

En 1929, Hipólito Yrigoyen estableció por ley la jornada de trabajo de ocho horas en Argentina.

Creador: Ibarra Pérez, Oscar – Mora, Nicolás

Fecha: 6-abr-2022

Conquista y avance americano

La ocupación de Constantinopla por la parte de los turcos otomanos en 1453 cortaron la ruta que dejaba el comercio entre oriente y occidente y los reinos mucho más poderosos comenzaron a meditar en sendas elecciones.

El progreso de la técnica fue destacable. La inventiva naval diseñó la carabela, que combinaba candelas cuadradas y triangulares con un moderno timón. Aparte de importantes instrumentos de navegación, como la brújula (traída de China), el estrabular (inventado por los árabes) y el sextante. De este modo inauguraba Portugal la ruta africana que conducía al Lejano Oriente, mientras que España se encontraba en condiciones de arrancar una importante empresa marítima, comercial y militar.

El 1 de mayo de 1886, empezó un movimiento en Chicago demandando ocho horas de trabajo. La manifestación fue salvajemente reprimida y acabó con la ejecución de 4 trabajadores ácratas, ahorcados tras un desarrollo irregular el 11 de noviembre de En 1889, la Segunda En todo el mundo decidió instituir el Primero de Mayo como día de pelea para perpetuar la memoria de los trabajadores que fallecieron peleando por una día de ocho horas. En el país, la primera celebración sucedió el 1 de mayo. Ahora reproducimos un producto de la Gaceta Panorama, anunciado en el mes de mayo de 1970, donde Oscar Troncoso cubre mucho más de 70 años de luchas obreras en la historia argentina.

En pleno corazón de Recoleta, se festejó por vez primera en Argentina el Día del Trabajo. En la sede del Prado Español, situada en lo que el día de hoy se encuentra dentro de los distritos mucho más nobles de Buenos Aires, la asamblea empezó a las 15 horas del 1 de mayo de 1890 y reunió a 2.000 personas, una enorme concurrencia para la temporada. Al día después, los camilleros se dieron cuenta que habían perdido su paga «por faltar al trabajo». Por idea del club de trabajadores alemán Worwaerts, se creó un comité de trabajadores para convocar a todos y cada uno de los asalariados a la manifestación. Para esto redactaron un manifiesto en el que explicaban que «reunidos en el Congreso de París del año pasado, los representantes de los trabajadores de múltiples países eligieron detallar el 1 de mayo de 1890 como celebración universal de los trabajadores, con el propósito de comenzar la publicidad popular». emancipación. Múltiples oradores intervinieron en la manifestación señalando «las lamentables condiciones de trabajo en todos y cada uno de los sindicatos» y demandando la restricción de la jornada de trabajo a ocho horas. Los diarios comentaron con desconcierto este suceso, que consideraron «extraño a las prácticas de la país». La Nación ha dicho, por servirnos de un ejemplo, que «había pocos argentinos en la asamblea, lo que nos alegra bastante». Otro períodico, La Patria, ironizó pues «todos y cada uno de los expositores charlaron en el sentido de que había que acrecentar sueldos y achicar la jornada de trabajo, que es algo que va alén de los límites de la excelencia». las diferencias que aquí, como en otras partes, dividen a los trabajadores en 2 conjuntos: ácratas y socialistas”. La reflexión se confirmó en el momento en que este último, por año siguiente, preparó un acto afín; recibió la negativa anarquista y el partido fracasó.

A SANGRE Y FUEGO. Las celebraciones del 1 de mayo se reiniciaron en el momento en que cada facción del movimiento obrero organizó acontecimientos de manera sin dependencia, si bien las propiedades del ambiente eran desfavorables y con peculiaridades trágicas en 1904 y 1905. En 1909 los hechos han tomado contornos muy graves en el momento en que la policía atacó la concentración anarquista en plaza Lorea, ocasionando catorce fallecidos y ochenta heridos. “Hombres indefensos, jubilados, mamás con sus hijos en brazos -afirma un manifiesto- fueron baleados por la espalda en el momento en que escapaban para salvarse. ¡Viva la huelga general! ¡Fuera el jefe de policía, verdugo de Falcón!”. El mal obrero unió a socialistas y ácratas, y el primer día de la semana 3 se paralizó totalmente la obra. A lo largo del entierro de las víctimas se generaron nuevos combates con la policía, se levantaron barricadas y los tiros se extendieron a lo largo de toda la noche. A lo largo de ocho días la vida industrial y comercial de Buenos Aires se detuvo completamente en entre las reacciones mucho más enérgicas y perdurables que registra el movimiento obrero argentino y que se conoció como el “paro general de la semana de mayo”. Los ánimos se caldearon y unos meses después una bomba anarquista lanzada por Simón Radowitsky mató al coronel Falcón ahora su secretario. La represalia fue instantánea; Expulsaron del territorio nacional a componentes obreros extranjeros y detuvieron a argentinos por cientos. Con la cercanía del 1 de mayo del centenario de la Revolución de 1810, los sentimientos patrióticos se exacerbaron y conjuntos de pequeños adinerados, protegidos por la policía, asaltaron, destrozaron y también incendiaron bibliotecas, locales sindicales y remolcaron redacciones y talleres de Vanguarda y O Queja.

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