William Kidd ¿William Kidd era un pirata o un corsario? La verdad es que se conoce como el «peor pirata de la historia», pero lo que tuvo este hombre fue mala suerte. Este corsario de Guillermo III de Inglaterra fue ahorcado en 1701 por piratería.
La saga Piratas del Caribe es inseparable de su personaje principal, el Capitán Jack Sparrow. Interpretado por Johnny Depp, es un pirata tan entrañable como torpe, poseedor de modales educados y cuyo talento sobrepasa con creces su supuesta crueldad.
Como es natural, la ficción es solo eso… ficción, y no posee por qué razón parecerse a la verdad. Pero lo cierto es que los piratas tan benevolentes como Sparrow eran pocos. Mucho más bien sucedió lo opuesto. En esta galería te exponemos los mucho más conocidos de la historia. Y ciertos de ellos se hicieron legendarios por su excesiva crueldad.
Jack Rackham
El próximo pirata mucho más popular es el popular Jack Rackham, mucho más popular como Calico Jack, merced a la lona que frecuenta utilizar en su ropa. Se realizó popular por sus permanentes persecuciones en el Mar Caribe, tal como por sus excelentes hazañas. Asimismo llamó la atención por ser un mujeriego empedernido. Aun, entre las anécdotas mucho más populares similares con su crónica está visto que llegó a llevar a 2 de sus amantes en uno de sus muchos viajes, encabezando de este modo un popular trío amoroso.
Las diez mejores piratas femeninas
1. William Kidd (1645 – 1701)
“Capitán Kidd” nació en Escocia en 1645. Se conoce que William Kidd consiguió un injusta reputación como pirata, en tanto que, para la temporada, sus hazañas eran menos destructoras y rentables que las de varios piratas de la temporada. Diríase que Kidd actuaba solo como corsario, pero aún se le recuerda como un pirata despiadado y sanguinario.
¿De qué forma logró William Kidd el respetado título de «peor pirata de la historia»? Es simple, comportándose como un marinero franco.
William Kidd fue inicialmente un corsario de Guillermo III de Inglaterra, o eso creía, hasta el momento en que fue juzgado por piratería.
En los siglos XVI y XVII, los corsarios gozaron de un éxito comercial en el mundo entero. Los navíos privados eran navíos de guerra de propiedad privada, pero tenían permiso del gobierno para agredir navíos contrincantes y esto les forzaba a comunicar cualquier botín con el gobierno.