En la Nochebuena de 1998, un conjunto delictivo dirigido por El Sapo y Casper organizó el mayor atraco a un banco de la zona de Murcia, asaltando 89 cámaras acorazadas del Banco Habitual de Murcia.
El Sapo forma parte a la élite criminal: robó 2.700 millones de euros en un banco de Yecla (Murcia), 19 cuadros de la compilación privada de Esther Koplowitz (Goya, Brueghel, Sorolla, etcétera.) 12 millones de euros del salve que pagó antes a los piratas somalíes que raptaron el Alakrana para dejar en libertad a la tripulación. Escapó un par de veces de prisión, subsistió a tiros y torturas, y es diagnosticado como un psicópata controlado: no siente empatía ni adrenalina. Un estricto entrenamiento militar y un coeficiente intelectual de 155 comentan tal historial.
Nacho Medina, constructor y directivo de formatos como Callejeros, Callejeros pasajeros o Frank de la jungla, debió confrontar a este villano indómito para regentar El Sapo, S.A. Memorias de un ladrón (Mediaset, libre en Amazon Prime y 4). Una serie reportaje inusual -con mucho más de un par de años de preproducción, concebida por Iñigo Pérez-Tabernero (Señor Mono)- donde el criminal revela sus cartas.
Datos del atraco en el Banco Habitual de Yecla
En el reportaje «El Sapo» dice datos como que el material preciso para realizar el butrón pesa 300 kilogramos. Asimismo que la alarma del banco «era muy vieja».
Este experto em roubos assegura que entrou no banco “como o Pai Natal”, pela porta, pois tinham trocado o chapéu-coco por um de mestre que permitia a quem usasse chapéu-coco da marca abrir a porta do el Banco. ¿Había un cómplice entre los usados del banco? “El Sapo” da su versión y la policía no pudo evaluar nada contra ninguno de los usados.
Investigación
Gobernantes del Banco Habitual brindaron la voz de alarma al día después de que la pandilla de Cásper saliese de la agencia con el dinero del saqueo. “Se encontraba en mi casa, a solo 150 metros de la orilla, y me fui enseguida. Fue entre los instantes mucho más agobiantes de mi vida profesional. El aspecto era horrible”, afirma el entonces comisario.
Allí halló a los usados encerrados en la agencia, estupefactos con lo que estaban viviendo. “Hubo gente que creyó que el hurto no se podía llevar a cabo sin la asistencia de alguien del banco. Fue muy desapacible”, enseña Ángel Sandoval, quien era usado de la entidad.